miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Cultura para qué?

Por Natalia Aguerre

Es inevitable que al pensar en la palabra cultura las imágenes que se presentan sean de la última obra de teatro a la cual asistimos o el último concierto o la entrada de cine para el futuro estreno.
Si recurrimos a la academia encontraremos que, para los antropólogos la definición de cultura consiste en “una forma particular de vida, de gente, de un período, o de un grupo humano". Mucho menos conocido y apreciado es la definición sociológica que entiende como cultura "el concepto abstracto que describe procesos de desarrollo intelectual, espiritual y estéticos" del acontecer humano.
Uno podrá aceptar o disentir con estos enunciados, pero en verdad aquellos que trabajamos día a día con las problemáticas sociales de la ciudad debemos preguntarnos ¿cultura para qué?.... y la respuesta más simple y desafiante sería pensar la cultura para facilitar el sentido a la vida personal y común; un sentido pluralista hacia el futuro para poder transitar las transformaciones de la ciudad.
Multiplicidad de factores hacen que las ciudades se vayan modificando en un entramado cada vez más complejo, provocando la reformulación de problemáticas ya existentes y la aparición de nuevas como:
-el incremento en los índices de polución ambiental
-el colapso de los servicios públicos
-la inseguridad
-desconfianza de los ciudadanos a las instituciones públicas
-falta de empleo o efímero
-un estilo de vida acelerado y potenciado por el stress
-una urbanización ascendente y "desprolija".
Entender la cultura como diversión, entretenimiento o formas particulares de vida es importante, pero no es lo sustancial y básico para desarrollar el sentido de una vida urbana.
Por eso es tiempo de pensar cómo el ciudadano en su quehacer se ubica en le centro de nuestras decisiones, en el lugar donde hasta ahora hemos colocado a los artistas o gestores del arte, entendiendo la cultura como la diversión o el entretenimiento.
Es indispensable incrementar ciudadanía para facilitar que la red de asociaciones que trabajan para la ciudad crezca y se fortalezca; en primera instancia haciéndolas visibles para luego pensar políticas de gestión a través del diálogo y la cooperación siendo el Estado el que fomente e incentive la convivencia desde las diferencias.
Nos esperan tiempos de mucho trabajo para entender y llevar a la práctica la responsabilidad social que posee la cultura.